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Mostrando entradas de febrero, 2017

II La Llegada

La nave había salido de la barrera del tiempo y había llegado al sistema que tenía por destino. Su piloto miraba el universo oscuro que tenía frente a sus ojos. Su cara lucía agotada y enfermiza. -           Todo vuelve a su origen –dijo con una voz suave, apenas un susurro. Sus compañeros simplemente se dignaron a levantar la cabeza y mirarlo. Por fin su travesía había terminado. Ellos parecían ancianos, con cabellos largos y blancos. En sus cabezas aún deambulaban los recuerdos de las historias y hazañas de su juventud. La nave llegó a un planeta, una voz robótica anunciaba el pronto aterrizaje. -           Que se jodan los hijos de puta –dijo con una sonrisa uno de los tripulantes, y los otros dos rieron. La nave comenzó a tomar velocidad, las alarmas sonaron y aquella voz robótica decía repetidamente “Peligro”. Aquellos hombres –o lo que fueran- ni se inmutaron. Tenía una risa tonta en su casa, más bien cuando la nave tomó aún más velocidad, rieron. Reían a carcajada

I. Telamira

Todos alguna vez hemos escuchado hablar sobre Telamira. Un planeta, en alguna galaxia, cerca de una estrella. Todos los que se han aventurado a jugar con el tiempo lo han visto en pesadillas; una estructura robótica flotando en el cielo, en un planeta tan caliente donde no existe vida. Mares de fuego. Una estructura robótica milenaria que se alza apuntando al universo, a lo que está afuera, a los que sueñan, a los que se preguntan, a los que dudan de su existencia. El infierno. Es la metáfora que los amos del tiempo escogieron para lo que es Telamira: un lugar de sufrimiento eterno. Una estructura extraterrestre hecha para torturar, para infligir un dolor eterno, doblegar nuestra alma, despedazarnos, llevarnos a nuestra raíz salvaje de seres humanos. Pero así son los amos del tiempo, seres sin piedad, sin remordimientos, dispuestos siempre a condenar a los que buscan cambiar el pasado, o el futuro. Siempre desde niño me preguntaba, el significado de las cosas. De todo dudaba. No creí