II La Llegada



La nave había salido de la barrera del tiempo y había llegado al sistema que tenía por destino. Su piloto miraba el universo oscuro que tenía frente a sus ojos. Su cara lucía agotada y enfermiza.
-          Todo vuelve a su origen –dijo con una voz suave, apenas un susurro.
Sus compañeros simplemente se dignaron a levantar la cabeza y mirarlo. Por fin su travesía había terminado. Ellos parecían ancianos, con cabellos largos y blancos. En sus cabezas aún deambulaban los recuerdos de las historias y hazañas de su juventud.
La nave llegó a un planeta, una voz robótica anunciaba el pronto aterrizaje.
-          Que se jodan los hijos de puta –dijo con una sonrisa uno de los tripulantes, y los otros dos rieron.
La nave comenzó a tomar velocidad, las alarmas sonaron y aquella voz robótica decía repetidamente “Peligro”. Aquellos hombres –o lo que fueran- ni se inmutaron. Tenía una risa tonta en su casa, más bien cuando la nave tomó aún más velocidad, rieron. Reían a carcajadas. De repente todo se detuvo. El humo había tomado por completo la cabina y no se veía nada. La voz robótica decía “Aterrizaje fallido, punto de llegada alcanzado… planeta tierra.
La noche se había alumbrado al Génesis llegar abruptamente a una montaña. De los hombres que tripulaban la nave no había ni rastro; se habían esfumado. Las compuertas se abrieron y aparecieron tres chicos, asombrados, con caras pálidas, admiraban el Génesis de arriba abajo.
“Bienvenidos al Génesis” –dijo la voz robótica.
Los chicos quisieron correr y devolverse, pero las puertas se habían cerrado tras ellos. Sus caras demostraban ahora terror.

“Objetivo alcanzado” –dijo la voz nuevamente.

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