Honestidad vs. Poder



Como en repetidas ocasiones lo he dicho, no soy de las personas que gasto mi tiempo viendo noticieros ni programas relacionados con sucesos de acontecer nacional. Respeto quién lo hace, en lugar de ver noticias amarillistas y trilladas que buscan elevar el rating, o jefes de noticiarios que atacan a los políticos para llamar atención de los televidentes, creyéndose muy honestos. Tampoco creo que los canales de nuestro distrito le aporten mucho a ésta televisión, por lo que en la mayoría de los casos antes de ver programas juveniles “Color Rosa” o entrevistas de reporteros que no se preocupan ni siquiera por educarse prefiero leer algún libro o buscar en internet. Creo que la base de la educación está sobre todo en la cultura.

Bueno, volviendo al tema y sin desviarme, he estado analizando últimamente lo que supone la honestidad en las personas que gobiernas este país. Creo que hay dos tipos de gobiernos que rigen Costa Rica, uno es el gobierno encargado de política y otro el gobierno de la religión. Mayoritariamente se había declarado el catolicismo como la religión oficial de nuestro país, sin embargo creo que otras religiones como las “evangélicas” han aumentado últimamente. Dice un dicho que “el poder corrompe”, y esto suele afectar no solo a los políticos, sino a las congregaciones religiosas que van en crecimiento en éste país.

Considero que gran parte del mal que padece la gente últimamente es la pérdida del temor de Dios, y es que hoy quién no cree en El Creador, pierde toda esperanza y su vida se ve marcada muchas veces por el libertinaje y la pérdida de valores. El ser humano de hoy en dia cuando pierde su fe en Dios, pierde su benevolencia y comienza a actuar como un animal. En parte mucho de que los jóvenes de Costa Rica necesitan es una educación en valores y cultura para poder afrontar las dificultades del alma.

Me causo demasiada gracia, al ver uno de los pastores de las iglesias de éste cantón (en realidad no sabía que era pastor, pero como hoy en día cualquiera dirige una iglesia) predicando en un canal de la localidad. Recuerdo que aquella persona había sido profesor en la universidad, y recuerdo a la perfección su falta de humildad, prepotencia y orgullo de ésta persona. ¿Y quién soy yo para juzgar? Talvez el menos indicado, sin embargo recordé que ésta persona era de buenos medios económicos, y que a su vez prestaba sus servicios a la iglesia. Creo que éste tipo de personas son exitosos por dos cosas, uno porque tienen el don de la palabra y el convencimiento, y dos porque se aprovechan de la buena fe de las personas. Es así como cada uno de ellos son felices,  el primero predicando y llenando sus bolsillos de dinero y la gente creyendo en ellos como verdaderos líderes. Es allí donde hasta en las cosas de Dios, el poder no se lleva con la honestidad, con pocas excepciones…

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